Si bien esta
combinación de palabras no existe, podríamos denominar Furor integrandis al deseo
de los dirigentes de incluir e integrar niños y jóvenes con discapacidad sin
tener formación en el tema, corriendo riesgos innecesarios y exponiendo a los
niños y jóvenes a situaciones complejas a partir de la suposición que el método
scout es tan maravilloso que no precisa de la intervención del adulto, salvo
honrosas excepciones.
No etiquetar a los
niños no significa ignorar las dificultades.
Soy parte
como muchos de los que trabajamos en el tema, de estar en contra del etiquetado
de los niños por diversos motivos que no vienen al caso, pero esta posición en
ningún momento implica la negación de la existencia de los problemas de
subjetivación que atraviesan los niños en la infancia, que en otras épocas
implicaba la nula actividad con el resto de los chicos.
Históricamente
el movimiento scout integró algunas discapacidades de diversa manera, tal como
hemos trabajado en artículos anteriores. La población de chicos que se
integraban eran niños y jóvenes con
Trisomía (síndrome de Down, problemas motores o visuales). Cualquiera que
conozca del tema podrá darse cuenta que no se trataba de niños que por su
estructura psíquica tenían dificultades con el cumplimiento de normas y pautas
ni presentaban riesgos para sí o para sus compañeros. Siempre que se realizaba
la inclusión o integración se tenía en cuenta en no depositar toda la
responsabilidad en los demás chicos que iban al grupo a pasarla bien y divertirse,
para que el juego no se convierta en padecimiento y estrés innecesario para los
miembros de la patrulla.
¿Qué ha
ocurrido en los últimos tiempos? El
avance en los derechos de los niños y la discapacidad ha sido importante,
centrándose en los obstáculos que las personas con diferentes discapacidades
tienen al momento de integrarse, siendo los mismos no solo físicos sino también
relacionados a los recursos humanos y programas que las sociedades ponen a
disposición para que la inclusión o la integración sea posible, adecuando tanto
los edificios como las actividades que se realizan, creando programas
específicos en función de cada uno de los chicos con dificultades. Entre otras
cosas aparece la figura del Acompañante Terapéutico, una persona que recibe
formación específica para:
·
Acompañar
y favorecer el intercambio con sus pares, apoyando la regulación de las
distintas situaciones como ser los momentos en que no puede o no quiere
participar con otros y le generan padecimiento subjetivo, y por ende a sus
compañeros que no cuentan con las herramientas - ni con la responsabilidad -
para abordar las situaciones que pueden producirse, máxime si también son niños.
·
Realiza
el abordaje in situ de momentos de
descompensación afectiva o conductual que algunas veces implican un riesgo para
sí (fuga, autolesiones) o para sus compañeros. El Acompañante Terapéutico actúa
como borde que delimita aquello que el propio niño no puede limitar por su
dificultad.
·
Está
pendiente para que la actividad favorezca aquellos factores que protejan al
niño, prestando especial atención a los riesgos a su integridad.
·
Interviene
directamente fomentando la capacidad creativa del niño y orientando a los
dirigentes sobre aquellas adaptaciones necesarias a la hora de construir un
plan de progreso personal y la posibilidad real y concreta de realizar
determinadas actividades, máxime teniendo en cuenta que la práctica del
escultismo (especialmente las salidas y campamentos) son situaciones de riesgo
que no son vividas en ambientes cerrados como las escuelas.
·
Interviene
e informa al dirigente sobre aquellas situaciones interpersonales que pueden
perjudicar al niño en tanto que, por sus dificultades, suelen ser objeto de
Bulliyng por parte de sus pares.
¿Es necesario un
Acompañante Terapéutico en las actividades?
Como primer
respuesta es NO, pero el dirigente que no tiene formación real en el tema no
está en condiciones de decidirlo en tanto resolvería sobre algo que lo EXCEDE
respecto a su formación, lo que puede calificarse como NEGLIGENCIA.
Entonces
¿Cómo decidir?
1)
El
primer punto es la entrevista con los padres teniendo en cuenta que la
información puede estar sesgada por la expectativa de los padres hacia sus
hijos / hijas que puede ser realista
(con plena conciencia de la situación) o poco
realista donde por medio de un mecanismo que se denomina negación minimizan las dificultades con una
visión distorsiva respecto del riesgo en una actividad como la que se realiza
en los Scouts.
2)
Una
pregunta que los dirigentes deben realizarse es ¿por qué un niño que necesita
Acompañante Terapéutico en la Escuela no lo necesitaría en la actividad?... se
podrá decir que la Escuela nada tiene que ver con los Scouts, aunque en la
realidad los niños que van con Acompañamiento Terapeútico a la institución
escolar no es por un tema de currícula (la maestra especial o el docente tienen
la responsabilidad de la adecuación de contenidos) sino por las dificultades de
regulación afectivas y conductuales.
3)
Generalmente
los Equipos Tratantes tienen poca idea de lo que se hace en el escultismo
aunque algunos de ellos son “derivadores seriales” suponiendo que el contexto
es similar al escolar donde la presencia y acompañamiento del adulto SIEMPRE
está. Suelen desconocer sobre las actividades de Patrulla de los chicos, las
construcciones de riesgo (carpas elevadas), las salidas en pequeños grupos, el
uso de fuegos, la cocina de campamento, etc. Todas estas actividades deben ser
informadas al equipo tratante y se le debe solicitar que determinen (a) En
cuáles pueden participar y en cuales no pueden participar (b) En qué
condiciones pueden participar en determinadas actividades
4)
Es
evidente que la responsabilidad de la inclusión e integración no puede caer en
el Guía de Patrulla sin un compromiso activo y presencial de los
dirigentes ¿por qué? Sencillo, la tendencia general de los chicos no es incluir
e integrar sino segregar, es muy importante tener en claro que la integración o
inclusión es un objetivo de los Scouts y no un hecho que se da simplemente por
agrupar chicos; esto implica que el Equipo de dirigentes en función de la
información que obtienen en las entrevistas (padres, equipo tratante) diseñan
los esquemas progresivos y determinan bajo su responsabilidad la
participación en las actividades o su alternancia (algunos chicos podrán
participar de las actividades sabatinas, pero por el riesgo no lo podrán hacer
de campamento anual sin Acompañamiento Terapéutico o bajo ninguna
circunstancia).
Cuando el grupo asume la tarea de incluir /
integrar dada la problemática que implican los TGD y otro tipo de dificultades,
es lógico que distribuya los niños de forma tal que no caiga todo el peso en
una Patrulla – y por ende en el Guía de Patrulla – a los efectos de evitar la
segregación interna producto muchas veces de la dificultad para el abordaje
adecuado y por porque posiblemente la patrulla en los juegos no se encuentre en
condiciones equitativas con las otras patrullas provocando conflictos internos
y desmotivación en tanto los problemas de lazo social, el manejo de cuerpo
(torpor) y la dificultad con las reglas de algunos cuadros incluidos genere un
efecto negativo en los chicos favoreciendo situaciones de maltrato.
(Imagen tomada de TEA Cadiz)
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