domingo, diciembre 20, 2015

Escultismo: entre el voluntariado y la militancia


          


           Las personas nos humanizamos a través de las palabras. Desde el comienzo con ellas se trata de nombrar aquello que nos ocurre, quizás por eso las mamás primerizas cuando no saben qué hacer recurren a las abuelas para preguntarles “¿qué le pasa al bebé?... y se escuchará la voz de la nana diciendo “seguro tiene calor, desabrígalo”… Y así comienza la historia de cómo nos van diciendo lo que nos pasa y cómo nosotros vamos tomando las palabras como propias aprendiendo a hacer uso de ellas para definir la realidad. Pero el proceso no termina, parafraseando un viejo dicho, una palabra lleva a la otra en tanto que no existe palabra que finalmente pueda definir cabalmente lo que nos pasa, mientras tanto la abuela es reemplazada por un “supuesto saber” que llamamos Ideología que se ocupa de definir el por qué de nuestro malestar…

            Podríamos decir que la Ideología (no importa cual) define la realidad a partir de palabras, pero nunca es una definición inocente porque se trata de una construcción de la realidad que provoca efectos concretos en la vida de las personas. Podría decirse que desde la Ideología existirían las “buenas palabras” y las “malas palabras”, dependiendo su caracterización de la referencia implícita o explícita a la que se recurra… por ejemplo para el neoliberalismo “distribución de la riqueza” es mala palabra, no así “libertad de mercado” o “libertad de expresión” en tanto esta última dependa de que los medios estén bajo las manos de las grandes corporaciones… en cambio para la centroizquierda sucede lo inverso. Si la experiencia que vive cada uno de nosotros es relevada por “palabras generales” que tratan de dar cuenta de ellas deberíamos preguntarnos sobre el efecto de las palabras en los niños y los jóvenes. Muchas veces me pregunto ¿Acaso las palabras que usamos con nuestros niños y jóvenes no son performativas, siendo ellas mismas la forma de "educar" en la consrucción de la realidad? ¿Da lo mismo definir los scouts somos como militantes o como voluntarios? ¿existen diferencias para nosotros y para los niños y jóvenes en hacerlo de una u otra forma?

            Recurriendo a los diccionarios, observamos que la palabra “voluntario” se encuentra de la mano con “Organización No Gubernamental” y en oposición a “política” en tanto que “militante” suele ir de la mano de “política” y de “cambio social”. Esto implica una definición Ideológica en la que se sostiene a las llamadas ONGs como parte de un sistema sociopolítico comúnmente denominado de derecha donde los voluntarios se ocupan de aquello que el Estado no hace, los orígenes de esta concepción lo ubicamos en los liberales del siglo XIX donde el altruismo y la caridad son cuestiones de los particulares sin injerencia por parte del Estado, de allí su “No – gubernamentalidad”. Adam Smith y Adam Ferguson dan cátedra de estos temas definiendo a la acción por parte de los ciudadanos como un deseo egoísta de quienes pretenden brindar un bien a otra persona, realizado con recursos propios  (como los asilos, antecedentes de los actuales Hospitales Públicos financiados por los Estados en aquellos países que existe la salud públcia) siendo su ideal el anonimato. Como el Estado embuído en el paradigma de que quienes necesitan ayuda en realidad no quieren ocuparse de sí mismos, los particulares por medio de sus acciones son útiles como complemento de aquello que no compete al Estado Liberal… Si tomamos esto como punto de partida nos encontramos luego de varias vueltas históricas en como hoy se define generalmente a las ONG y de allí al “voluntario” que participa en ellas, sin contar que en nuestra época donde pareciera que todo es transparente, no hay que hurgar demasiado para encontrar en cómo los intereses capitalistas (en el sentido de modo de producción y comercialización de objetos) se vinculan directamente y sin ningún tipo de velo con las grandes ONGs y las no tan grandes que en nombre de distintas “libertades” acicatean continuamente a los Estados cuyas opciones políticas afectan  determinados intereses, siempre vinculados al mercado de objetos y productos de consumo necesarios o innecesarios para la vida.



            La definición de “voluntario” prescinde de la definición “política” en tanto toma como referencia fundamental al “no lucro” y no los Valores en los que se orienta la vida de quien decide trabajar en función de una causa ¿cómo podría ser de otra manera en un sistema socioeconómico que se autodefine a partir del dinero? Ver trabajar a las personas que en las distintas Organizaciones No Gubernamentales y sobre todo escucharlas, inmediatamente nos ubica en una dimensión ideológica. Pensemos por ejemplo en las Organizaciones que trabajan con “trata de personas” ¿acaso las acciones que realizan, además de atender a las víctimas, no apuntan a provocar un cambio en la justicia, la legislación y lo social?... Bien… esto es una acción política aunque los miembros de la Organización no participen del sistema de partidos políticos para ser parte del Estado. ¿Acaso las acciones que promueven la defensa ecológica  no buscan detener la explotación desmesurada de un recurso, producir legislación que lo prohíba?... eso también es una acción política. ¿ Acaso el movimiento scout no busca un ciudadano activo de su comunidad que sea factor de cambio a partir de acciones concretas que produzcan un cambio social?... nos volvemos a encontrar dentro de las acciones políticas.

            ¿Cómo definiríamos entonces a un militante? Es una persona que brinda su apoyo y trabajo para una causa o proyecto, o que participa activamente en un partido político. La presencia de la letra “o” es determinante, ya que la militancia no queda reducida a la participación en un partido político para la toma del poder político, pero no excluye a las acciones políticas. Es muy interesante que en esta definición no se hace referencia al lucro, y no es porque los militantes lucren sino porque la orientación ideológica no es la del liberalismo económico sino la del lazo social más allá de la forma política que asuma. A diferencia del “voluntario” del “militante” se espera una actitud cuya visibilidad es la del compromiso en la promoción y defensa de la causa o proyecto.

            La pregunta por el voluntariado y la militancia no puede ser respondida sino desde la dimensión política… aún así difícilmente sea respondida… seguramente en el movimiento scout habrá muchos “voluntarios” como también “militantes”, negar la dimensión política del movimiento no es algo que convenga a la hora del debate y la discusión sea con los adultos como con niños y jóvenes, ya que la dimensión político – ideológica se encuentra presente en cada actividad que se promueve, como en la que se considera corresponde a otros.


            Personalmente siempre me consideré un militante del movimiento, no sé Uds.

Imagenes:
(1) Scouts x la memoria
(2) Diario Universal 5/4/13

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