sábado, mayo 11, 2013

Guía para el debate de "El Señor de las Moscas"





Una buena posibilidad para la formación contínua es el juntarse a ver algunas películas con el Concejo de Grupo, el Equipo Distrital, Zonal o en la misma Formación. Les dejo una película que solía pasar en los cursos de Liderazgo...


Basada en el libro de Lord William Golding 



Introducción:  
    
                      Poder ser espectadores de una película que trata sobre la realidad humana, en especial sobre la dinámica que podemos observar en los grupos, es una oportunidad que no podemos menospreciar. Pocos autores de la literatura han podido expresar de manera tan impactante y realista cómo es el mundo adolescente y cómo se van configurando distintas relaciones y conflictos en torno a los grupos. Pero ojo, no sólo esta dinámica se da en grupos de adolescentes y jóvenes, sino que también se halla presente en los distintos grupos en los que se participamos, más allá de la edad de sus miembros.
                      Es importante tener en cuenta, que en la versión que presenta la película, los muchachos pertenecen a un Liceo, en el cual es consabido el tipo de orden que impera. William Golding, en su libro parte de un accidente que ocurre en un barco que estaba lleno de muchachos y en el cual la mayoría de los adultos muere. Este detalle es a tener en cuenta, en virtud de que en el momento del análisis no debe confundirnos la supuesta extracción militar de los muchachos.
                      El desafío que les presentamos, es una buena posibilidad para que aquellos dirigentes que están a cargo de jóvenes puedan reflexionar sobre su práctica y su rol  en el grupo de jóvenes con el que trabajan. 

1.       La situación planteada por la película suele ser un ideal adolescente: Un mundo sin adultos. Pero aún así, ¿un mundo sin adultos, no precisa reglas? 
Ralph: El que tiene la concha habla. Es la regla
Un chico habla: ¿Es una Asamblea?
Ralph
Ralph: Debemos hacer muchas cosas ... una señal ... un fuego ... tendremos reglas
Alguien pregunta: ¿Quién es el líder?
... 
Alguien roba una navaja
Ralph: Debemos tener reglas y sanciones
Jack: ¿Reglas por robo?
Comienza el conflicto entre Ralph y Jack.

A Trabajar
                   ¿Qué similitudes encontramos entre las situaciones que se plantean en la primer parte de la película y el sistema de patrullas?
              ¿Cuáles son las diferencias?
                     
2.       En la película observamos que en la mayoría de las situaciones están implicados tres
Actores principales: Ralph, Jack y Piggy.
¿ Qué características personales pueden decir de cada uno de ellos?
¿ Qué roles institucionales y emocionales entran en juego?

3.       ¿Qué situaciones concretas - reales o fantaseadas – hacen que Ralph vaya perdiendo
       liderazgo frente al grupo y como contrapartida crezca Jack como líder?      
       Podemos hablar de tres tipos de líderes: el democrático, el desbolado y el manijero. ¿Qué liderazgos ponen
 en juego Ralph y Jack?
       ¿En base a qué caracterizaríamos sus liderazgos?

4.       ¿Cuáles son las distintas ceremonias que podemos ubicar en la película?
¿Qué función cumplen?
¿Se parecen en algo a las ceremonias de los jóvenes que están dentro o fuera del movimiento?

5.       Leemos atentamente el siguiente texto, extractado del Libro:
   “- Va a estallar una tormenta – dijo Ralph – y habrá una lluvia como cuando caímos aquí. ¿quién es el listo ahora? ¿dónde están vuestros refugios? ¿qué vais a hacer?
Los cazadores miraban inquietos el cielo, vacilando bajo el golpeteo de las gotas. Una onda de intranquilidad sacudió a los niños y los llevó de un lado a otro. La luz indecisa se hizo más brillante y los golpes de los truenos eran apenas soportables. Los pequeños echaron a correr alrededor, gritando.

   Jack saltó a la arena.
-          ¡El baile! ¡Vamos! ¡El baile!
   Corrió trastabillando por la arena suelta hacia el espacio rocoso, más allá del fuego. Entre las luces de los relámpagos el aire era oscuro y terrible, y los niños lo siguieron vociferando. Roger fue el cerdo y gruñó y embistió a Jack que saltaba y lo esquivaba. Los cazadores tomaron sus lanzas, los cocineros tomaron sus asadores, y el resto trozos de leña. Se inició un movimiento circular y nació un canto. Mientras Roger imitaba el terror del cerdo, los pequeños corrían y saltaban fuera del círculo. Piggy y Ralph, bajo la amenaza del cielo, se apresuraron a incorporarse a ésta sociedad, demente, pero segura en parte. Les alegró tocar las espaldas oscuras de la cerca, que encerraba el terror y lo domaba.
   -¡Mátala! ¡Deguéllala! ¡Desángrala!
   El movimiento se hizo regular mientras el canto perdía su carácter de excitación superficial y se hacía un golpeteo regular como un latido. Roger dejó de ser un cerdo y se transformó en un cazador, de modo que el centro del círculo bostezó vacío. Algunos de los pequeños iniciaron una rueda propia; y los círculos complementarios giraron como si la repetición pudiese sacar seguridad de sí misma. Era como el pulso y la agitación de un solo organismo.
   Una cicatriz blanco azulada dividió el cielo oscuro. Un instante más tarde el ruido caía sobre ellos como un gigantesco latigazo. El canto subió un tono en agonía,
   ¡Mátala! ¡Deguéllala! ¡Desángrala!
   Ahora del terror se alzó otro deseo, denso, urgente, ciego.
   ¡Mátala! ¡Deguéllala! ¡Desángrala!
   La cicatriz blanco azulada se abrió otra vez sobre ellos y la explosión sulfurosa cayó golpeando. Los pequeños chillaron y corrieron alocadamente, huyendo de las cercanías de la selva, y uno de ellos quebró aterrorizado el círculo de los mayores.
   ¡Ahí viene! ¡Ahí viene!
   El círculo se abrió en una herradura. Algo salía arrastrándose de la selva. Salía oscuramente, titubeando. El agudo chillido que se alzó ante la bestia fue como un dolor. La bestia se precipitó en la herradura.
   ¡Mátala! ¡Deguéllala! ¡Desángrala!
   La cicatriz blanco azulada era constante ahora; el ruido insoportable. Simón gritaba algo acerca de un hombre muerto en la montaña.
   ¡Mátala! ¡Deguéllala! ¡Desángrala!
   Las lanzas cayeron y la boca del nuevo círculo tembló y gritó. La bestia estaba de rodillas en el centro, con los brazos sobre la cara. Gritaba algo contra el abominable ruido acerca de un cadáver en la montaña. La bestia arremetió, rompió el círculo y cayó por el empinado lado de la roca a la arena junto al agua. Inmediatamente la multitud corrió detrás y saltó de la roca, sobre la bestia, gritando, golpeando, mordiendo, desgarrando. No hubo palabras, ni movimientos, excepto los de los dientes y uñas.

   Luego las nubes se abrieron y dejaron caer la lluvia como una catarata. El agua saltó de la cima de la montaña, arrancando ramas y hojas, y se derramó fríamente sobre el montón que luchaba en la arena. Al fin el montón se quebró y unas figuras se apartaron. Sólo la bestia no se movió, a unos pocos metros del mar. Aún en la lluvia pudieron ver qué pequeña bestia era; y ya su sangre manchaba la arena pálida.

   El viento creció y llevó la lluvia a un lado y a otro, haciendo caer el agua en cascadas de los árboles de la selva. En la cima de la montaña el paracaídas se infló y se movió; la figura resbaló, se puso de pie, giró, bajó balanceándose por el aire húmedo y rozó con pies flojos las cimas de los altos árboles; y cayendo, descendió a la playa y los niños huyeron chillando a la oscuridad. El paracaídas llevó más allá la figura, abriendo un surco en la laguna, y la hizo pasar por los arrecifes, mar afuera.

   A medianoche la lluvia cesó y las nubes se alejaron, de modo que el cielo se cubrió otra vez con las increíbles lámparas de las estrellas. Luego la brisa murió también y no se oyó otro ruido que el de las gotas e hilos de agua que corrían por las grietas y caían, hoja por hoja, a la oscura tierra de la isla. El aire era fresco ahora, húmedo, y claro; y al fin hasta el ruido del agua cesó. La bestia yacía acurrucada en la arena pálida y las manchas se extendían, lentamente.

   El borde de la laguna se transformó en una línea fosforescente que avanzaba poco a poco, mientras crecía la marea. El agua clara reflejaba el cielo claro, y las brillantes constelaciones angulares. La línea de fosforescencia se curvó alrededor de los granos de arena y los pequeños guijarros; los sostuvo un momento en un hoyuelo de tensión, los aceptó al fin con una sílaba inaudible, y siguió adelante.
   A lo largo de la línea de charcos de la costa, en la creciente claridad, se movían unas raras criaturas, de cuerpos bañados por la luna y ojos ardientes. Aquí y allá una piedra más grande se cubría de una capa de perlas. La marea crecía sobre la arena agujereada por la lluvia y lo alisaba todo cono una capa de plata. Al fin tocó la primera de las manchas junto al cuerpo quebrado, y las criaturas fueron como una luz móvil a reunirse en la orilla. El agua subió más y vistió con su brillo el áspero pelo de Simón. El contorno de su mejilla se hizo de plata y la curva del hombro se transformó en mármol esculpido. Las raras, expectantes criaturas, con ojos ardientes y exhalando columnas de vapor, se ocuparon alrededor de su cabeza. El cuerpo se alzó una fracción de centímetro, y una burbuja de aire se le escapó por la boca con un sonido húmedo. Luego se volvió suavemente en el agua.

   En alguna parte sobre la oscurecida curva del mundo, el sol y la luna ejercían su influencia; y la película de agua sobre el planeta creció hinchándose ligeramente en un lado, mientras giraba el núcleo sólido. La gran ola de la marea se adelantó a lo largo de la isla y el agua se alzó. Suavemente, rodeado por una orla de inquisitivas criaturas brillantes, él mismo una forma plateada bajo las inmutables constelaciones, el cuerpo muerto de Simón se movió hacia el mar abierto...”

¿Se animan a responder por qué murió Simón?

6.       Luego de que a Piggy le robaran los lentes, llorando sobre sus piernas, éste le dice a 
Ralph:

Hicimos exactamente lo que los mayores hubieran hecho. ¿Por qué no funcionó?. Si no fuera por él todo hubiera ido mejor...   Podríamos darnos por vencido e irnos con su tribu, por lo menos estaríamos con los otros chicos

¿Se animan a contestarle a Piggy la primer pregunta que formuló?

¿Por qué luego de lo que pasó Piggy le sugiere a Ralph ir con la otra tribu?

7.       Luego de lo ocurrido con los lentes, Ralph y piggy van en búsqueda de la tribu.

Ralph: Traigo la concha y convoco a una Asamblea. ¿Dónde está Jack?
Jack:  Este es mi territorio, mi tribu, vete al tuyo
Piggy: Tú no te quedas en tu territorio, destrozaste nuestro campamento y robaste mis gafas.
Ralph: Piggy no puede ver sin sus lentes, si necesitas fuego sólo tienes que pedirlo

Ralph y jack se pelean. Piggy hace sonar la concha

Piggy: Esto es serio... lo que quiero decir es que si no nos encuentran, posiblemente tendremos que vivir aquí mucho tiempo, quizás por el resto de nuestras vidas. Si estamos atrapados aquí hasta hacernos viejos, no podemos seguir siendo niños, debemos ser razonables y hacer que funcionen las cosas
Algunos chicos tiran una roca y cae sobre Piggy, dándole muerte.
Ralph: No  te saldrás con la tuya
Jack: ¿Qué vas a hacer...? estás solo...
Echan a Ralph a toscazos

¿Qué les sugiere esta escena?

8.       Leemos el siguiente texto:

          “ Se incorporó tambaleándose, preparado para nuevos terrores, y alzó los ojos hacia una
     gran gorra con visera. Era una gorra blanca arriba, y sobre la sombra verde de la visera
     había una corona, un ancla y unas hojas de oro. Vió una tela blanca, unas charreteras, un
     revólver, una hilera vertical de botones brillantes en el frente de un uniforme.

         Un oficial de marina estaba allí de pie, en la arena, mirando a Ralph con un cauteloso
     asombro. En el agua, detrás de él, había un bote, con los remos en alto sostenidos por
     marineros. En la cámara del bote otro marinero sostenía un fusil ametralladora.
         Los gritos ululantes vacilaron y se apagaron.

         El oficial miró dudosamente a Ralph un momento; luego apartó la mano de la culata del
     Revólver.
-          Hola
   Encogiéndose un poco, conciente de su desagradable apariencia, Ralph respondió tímidamente
-          Hola
   El oficial asintió, como si le hubieran contestado a una pregunta.
   ¿Hay algún adulto... algún grande entre vosotros?
   Ralph sacudió silenciosamente la cabeza. Dio media vuelta en la arena. Un semicírculo de  niñitos, con los cuerpos manchados con arcilla de color, unas varas afiladas en las manos, estaban de pie en la playa, muy callados.
-          Diversiones y juegos – dijo el oficial.
   El fuego alcanzó los cocoteros de la playa y los devoró ruidosamente. Una llama saltó como un acróbata y lamió las cabezas de las palmeras en la plataforma. El cielo era negro.
   El oficial le sonrió animadamente a Ralph, mostrando los dientes.
-          Vimos vuestro humo. ¿Qué habéis estado haciendo? ¿Librando una guerra o algo parecido?
   Ralph asintió.
   El oficial inspeccionó al pequeño espantapájaros que tenía delante. El chico necesitaba un baño, un corte de pelo, una sonada de nariz y una buena cantidad de ungüento.
-          No mataron a nadie, espero. Ningún cadáver
-          Solo dos. Y desaparecieron
-          ¿Dos?... ¿Mataron a dos?
   Ralph asintió otra vez. Detrás, la isla entera se estremecía con las llamas. El oficial sabía, por regla general, cuando la gente decía la verdad. Silbó suavemente.
   Otros niños aparecían ahora, muy pequeños algunos, oscuros, con los vientres hinchados de las criaturas salvajes. Uno de ellos se acercó al oficial y alzó los ojos.
-          Yo soy, yo soy...
   Pero no hubo nada más, Percival Wemys Madison buscó en su cabeza una fórmula de encantamiento que se había desvanecido.
   El oficial se volvió otra vez hacia Ralph.
-          Os sacaremos de aquí. ¿Cuántos sois?
   Ralph meneó la cabeza. El oficial miró por encima de él al grupo de niños pintados.
-          ¿Quién manda aquí?
-          Yo –dijo Ralph en voz alta
   Un niñito que llevaba los restos de una extraordinaria gorra negra sobre el pelo rojo y unos pedazos de lo que había sido un par de lentes en la muñeca, empezó a adelantarse y se quedó en su sitio.
-          Vimos vuestro humo. ¿y no sabéis cuántos sois?
-          No, Señor
-          Yo hubiera pensado –dijo el oficial mientras imaginaba la búsqueda que sería
necesario hacer -, yo hubiera pensado que un grupo de niños británicos... sois todos británicos, ¿no es cierto?... serían capaces de ofrecer mejor espectáculo... quiero decir
-          Fue así al principio - dijo Ralph -, antes que las cosas...
   Se detuvo
-          Estábamos juntos entonces...
   El oficial asintió animándolo
-          Si ya sé, hermoso espectáculo. Como en la isla de coral.
   Ralph lo miró silenciosamente. Durante un momento vislumbró la imagen de aquel raro encanto que una vez había envuelto las playas. Pero la isla estaba ahora chamuscada como leña, y Simón había muerto, y Jack había... Las lágrimas le corrieron por las mejillas y unos sollozos lo sacudieron. Se entregó al llanto por primera vez en la isla; grandes convulsivos espasmos de pena que parecían retorcerle todo el cuerpo. Su voz se alzó bajo el humo negro, ante las ruinas quemadas de la isla; y contagiados por aquella emoción, los otros niñitos empezaron a sacudirse y a sollozar también. Y en medio de ellos con el cuerpo sucio, el pelo enmarañado, moqueando, Ralph lloró el fin de la inocencia, la oscuridad del corazón del hombre, y la caída por el aire del sincero y juicioso amigo llamado Piggy.
    El oficial, en medio de aquel ruido, se sintió conmovido y un poco embarazado. Se volvió para darles tiempo de que se recobraran; y esperó, fijos los ojos en el gallardo crucero, allá lejos.

El final de la película (y del libro) es interesante para plantearse algunas preguntas que tienen que ver con todo el desarrollo de la película.

a)      ¿Qué fue ocurriendo con la Asamblea de los chicos?
¿Cómo fueron evolucionando las reglas y sanciones?
¿Cómo fueron evolucionando los valores?
b)      ¿Qué hilo conductor encuentran entre: la muerte del adulto, la muerte de Simón,
la muerte de Piggy y la persecusión para dar muerte a Ralph?
c)      ¿Qué hubiese pasado si en el grupo hubiese sobrevivido un adulto?
¿Cuál es el rol del adulto?

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